Me sonrío y pienso que el amor siempre hará que el ser humano se reconcilie consigo mismo.
Tadeusz Borowski
Daydreams.
Marcus Stone (British, 1840-1921)
3. Hay que empezar, Herodoto, por conocer lo que se oculta en las palabras esenciales, a fin de poder, relacionándolas con los cosas mismas, formular juicios sobre nuestras opiniones, nuestras ideas y nuestras dudas.
De este modo no corremos el riesgo de discutir hasta el infinito sin resultados y de pronunciar palabras vacías.
En efecto, es necesario estudiar primeramente el sentido de cada palabra, para no tener necesidad de un exceso de demostraciones, cuando discutamos nuestras preguntas, nuestras ideas y nuestras dudas.
Después hay que observar todas las cosas confrontándolas con las sensaciones y, de modo general, con las intuiciones del espíritu o cualquier otro criterio.
Igualmente por lo que respecta a nuestras afecciones presentes, para poder juzgar según los signos los objetos de nuestra atención y los objetos ocultos.
Carta a Herodoto (Fragmento)
Epicuro de Samos
Tadeusz Borowski
Daydreams.
Marcus Stone (British, 1840-1921)
3. Hay que empezar, Herodoto, por conocer lo que se oculta en las palabras esenciales, a fin de poder, relacionándolas con los cosas mismas, formular juicios sobre nuestras opiniones, nuestras ideas y nuestras dudas.
De este modo no corremos el riesgo de discutir hasta el infinito sin resultados y de pronunciar palabras vacías.
En efecto, es necesario estudiar primeramente el sentido de cada palabra, para no tener necesidad de un exceso de demostraciones, cuando discutamos nuestras preguntas, nuestras ideas y nuestras dudas.
Después hay que observar todas las cosas confrontándolas con las sensaciones y, de modo general, con las intuiciones del espíritu o cualquier otro criterio.
Igualmente por lo que respecta a nuestras afecciones presentes, para poder juzgar según los signos los objetos de nuestra atención y los objetos ocultos.
Carta a Herodoto (Fragmento)
Epicuro de Samos
Estaba por vivir un momento triste.
El momento en que en mi vida representaría, más que ningún otro, un desprendimiento.
Ricardo Güiraldes
Diego Rivera
Diego:
“Nada comparable a tus manos ni nada igual al oro-verde de tus ojos.
Mi cuerpo se llena de ti por días y días.
Eres el espejo de la noche. La luz violeta del relámpago. La humedad de la tierra.
El hueco de tus axilas es mi refugio.
Toda mi alegría es sentir brotar la vida de tu fuente-flor que la mía guarda para llenar todos los caminos de mis nervios
que son los tuyos”.
Frida Khalo a Diego Rivera
El momento en que en mi vida representaría, más que ningún otro, un desprendimiento.
Ricardo Güiraldes
Diego Rivera
Diego:
“Nada comparable a tus manos ni nada igual al oro-verde de tus ojos.
Mi cuerpo se llena de ti por días y días.
Eres el espejo de la noche. La luz violeta del relámpago. La humedad de la tierra.
El hueco de tus axilas es mi refugio.
Toda mi alegría es sentir brotar la vida de tu fuente-flor que la mía guarda para llenar todos los caminos de mis nervios
que son los tuyos”.
Frida Khalo a Diego Rivera
Retrato de Louise Colet (1810-1876)
Original litografia dibujado por M. Alophe. 1840
Gustave Flaubert, mantuvo una relación inestable pero apasionada con la poetisa Louise Colet.
Aunque su gran amor fue sin duda Elisa Schlésinger.
Nunca contrajo matrimonio.
“La próxima vez que te vea te cubriré con amor, con caricias, con éxtasis. Te atiborraré con todas las alegrías de la carne, de tal forma que te desmayes y mueras. Quiero que te sientas maravillada conmigo, y que te confieses a ti misma que ni siquiera habías soñado con ser transportada de esa manera. Cuando seas vieja, quiero que recuerdes esas pocas horas, quiero que tus huesos secos tiemblen de alegría cuando pienses en ellas”.
Gustave Flaubert.
Gustave Flaubert a Louise Colet
Croisset, 4-5 de agosto de 1846
Hace doce horas todavía estábamos juntos, y ayer, en este mismo instante, te abrazaba. ¿Te acuerdas? ¡Qué lejano parece! Ahora la noche es suave y cálida; puedo oír al gran tulipanero de debajo de mi ventana susurrando al viento, y cuando asomo la cabeza veo la luna reflejada en el río. Mientras escribo, tengo delante tus pequeñas zapatillas; me quedo mirándolas.
Aquí, encerrado y solo, he dejado a un lado todo lo que me diste. Tus dos cartas están en la bolsita bordada y las voy a releer en cuanto haya lacrado la mía. No te escribo en mi papel de carta habitual, este tiene un margen negro y no quiero que nada triste pase de mí a ti. No quiero provocarte nada más que alegría, y rodearte de una dicha tranquila e interminable, para compensarte un poco por la desbordante generosidad del amor que me has dado.
Temo ser frío, árido, egoísta… sin embargo, Dios bien sabe qué está pasando por mi interior en este momento. ¡Qué recuerdos! ¡Y qué deseo! ¡Ah! Nuestros dos maravillosos paseos en carruaje, qué hermosos fueron, especialmente el segundo, con los relámpagos sobre nosotros. Sigo recordando el color de los árboles iluminados por las farolas de la calle, y el balanceo de los saltos. Estábamos solos, felices: yo te miraba todo el tiempo e, incluso en plena oscuridad, todo tu rostro parecía iluminado por tus ojos.
Me parece que estoy escribiendo mal -leerás esto sin emoción-, no estoy diciendo nada de lo que quiero decir. Mis frases se amontonan como suspiros, para entenderlas tendrás que añadir lo que debería ir en medio. Lo harás, ¿verdad? Cada letra, cada giro de los caracteres que escribo, ¿te harán soñar? De la misma manera que la visión de tus pequeñas zapatillas marrones me hace a mí soñar con los movimientos de tus pies cuando estaban dentro de ellas, cuando las calentaban. También el pañuelo está allí; veo tu sangre. Desearía que estuviera completamente enrojecido por ella.
Mi madre me estaba esperando en la estación. Lloró al verme de vuelta. Tú lloraste al verme partir. En otras palabras, ¡tal es nuestro triste destino que no nos podemos desplazar una legua sin provocar lágrimas en dos lados a la vez! ¡Grotesca y sombría idea! Aquí la hierba es verde todavía, los árboles están tan cargados y el río corre tan plácido como cuando me fui; mis libros siguen abiertos en las mismas páginas; nada ha cambiado. La naturaleza exterior nos avergüenza, su serenidad es un reproche a nuestro orgullo. No importa, no pensemos en nada, ni en el futuro ni en nosotros mismos, porque pensar es sufrir. Dejemos que la tempestad de nuestros corazones nos arrastre donde quiera a toda vela, y en cuanto a los arrecifes, simplemente tendremos que tentar a la suerte entre ellos.
[...] En el tren leí casi un volumen entero. Me conmovió más de un pasaje, pero de eso ya hablaré más extensamente contigo después. Como bien puedes ver, soy incapaz de concentrarme. Esta noche no me apetece nada ser un crítico. Solo quería enviarte otro beso antes de dormir, decirte que te amo. Apenas si te había dejado -y cada vez más a medida que me iba alejando de ti- cuando mis pensamientos ya volaban de vuelta a ti, más veloces incluso que el humo que veía ondulando hacia atrás desde el tren. (Mi metáfora implica la idea de fuego: perdona la alusión.) Aquí: un beso, rápidamente -tú sabes de qué tipo-, del tipo al que se refiere Ariosto, ¡y otro y otro! Aún otro, y por último uno más justo debajo de tu barbilla, en el lunar que amo, donde tan suave es tu piel; y otro en tu pecho, donde reposo mi corazón. Adieu, adieu. Todo mi amor.
Élisa Schlésinger.
Ph. Coll. Archives Larbor
Original litografia dibujado por M. Alophe. 1840
Gustave Flaubert, mantuvo una relación inestable pero apasionada con la poetisa Louise Colet.
Aunque su gran amor fue sin duda Elisa Schlésinger.
Nunca contrajo matrimonio.
“La próxima vez que te vea te cubriré con amor, con caricias, con éxtasis. Te atiborraré con todas las alegrías de la carne, de tal forma que te desmayes y mueras. Quiero que te sientas maravillada conmigo, y que te confieses a ti misma que ni siquiera habías soñado con ser transportada de esa manera. Cuando seas vieja, quiero que recuerdes esas pocas horas, quiero que tus huesos secos tiemblen de alegría cuando pienses en ellas”.
Gustave Flaubert.
Gustave Flaubert a Louise Colet
Croisset, 4-5 de agosto de 1846
Hace doce horas todavía estábamos juntos, y ayer, en este mismo instante, te abrazaba. ¿Te acuerdas? ¡Qué lejano parece! Ahora la noche es suave y cálida; puedo oír al gran tulipanero de debajo de mi ventana susurrando al viento, y cuando asomo la cabeza veo la luna reflejada en el río. Mientras escribo, tengo delante tus pequeñas zapatillas; me quedo mirándolas.
Aquí, encerrado y solo, he dejado a un lado todo lo que me diste. Tus dos cartas están en la bolsita bordada y las voy a releer en cuanto haya lacrado la mía. No te escribo en mi papel de carta habitual, este tiene un margen negro y no quiero que nada triste pase de mí a ti. No quiero provocarte nada más que alegría, y rodearte de una dicha tranquila e interminable, para compensarte un poco por la desbordante generosidad del amor que me has dado.
Temo ser frío, árido, egoísta… sin embargo, Dios bien sabe qué está pasando por mi interior en este momento. ¡Qué recuerdos! ¡Y qué deseo! ¡Ah! Nuestros dos maravillosos paseos en carruaje, qué hermosos fueron, especialmente el segundo, con los relámpagos sobre nosotros. Sigo recordando el color de los árboles iluminados por las farolas de la calle, y el balanceo de los saltos. Estábamos solos, felices: yo te miraba todo el tiempo e, incluso en plena oscuridad, todo tu rostro parecía iluminado por tus ojos.
Me parece que estoy escribiendo mal -leerás esto sin emoción-, no estoy diciendo nada de lo que quiero decir. Mis frases se amontonan como suspiros, para entenderlas tendrás que añadir lo que debería ir en medio. Lo harás, ¿verdad? Cada letra, cada giro de los caracteres que escribo, ¿te harán soñar? De la misma manera que la visión de tus pequeñas zapatillas marrones me hace a mí soñar con los movimientos de tus pies cuando estaban dentro de ellas, cuando las calentaban. También el pañuelo está allí; veo tu sangre. Desearía que estuviera completamente enrojecido por ella.
Mi madre me estaba esperando en la estación. Lloró al verme de vuelta. Tú lloraste al verme partir. En otras palabras, ¡tal es nuestro triste destino que no nos podemos desplazar una legua sin provocar lágrimas en dos lados a la vez! ¡Grotesca y sombría idea! Aquí la hierba es verde todavía, los árboles están tan cargados y el río corre tan plácido como cuando me fui; mis libros siguen abiertos en las mismas páginas; nada ha cambiado. La naturaleza exterior nos avergüenza, su serenidad es un reproche a nuestro orgullo. No importa, no pensemos en nada, ni en el futuro ni en nosotros mismos, porque pensar es sufrir. Dejemos que la tempestad de nuestros corazones nos arrastre donde quiera a toda vela, y en cuanto a los arrecifes, simplemente tendremos que tentar a la suerte entre ellos.
[...] En el tren leí casi un volumen entero. Me conmovió más de un pasaje, pero de eso ya hablaré más extensamente contigo después. Como bien puedes ver, soy incapaz de concentrarme. Esta noche no me apetece nada ser un crítico. Solo quería enviarte otro beso antes de dormir, decirte que te amo. Apenas si te había dejado -y cada vez más a medida que me iba alejando de ti- cuando mis pensamientos ya volaban de vuelta a ti, más veloces incluso que el humo que veía ondulando hacia atrás desde el tren. (Mi metáfora implica la idea de fuego: perdona la alusión.) Aquí: un beso, rápidamente -tú sabes de qué tipo-, del tipo al que se refiere Ariosto, ¡y otro y otro! Aún otro, y por último uno más justo debajo de tu barbilla, en el lunar que amo, donde tan suave es tu piel; y otro en tu pecho, donde reposo mi corazón. Adieu, adieu. Todo mi amor.
Élisa Schlésinger.
Ph. Coll. Archives Larbor
Fragmento de El Collar de la Paloma
Te amo con un amor inalterable,
mientras tantos amores humanos no son más que espejismos.
Te consagro un amor puro y sin mácula:
en mis entrañas está visiblemente grabado y escrito tu cariño.
Si en mi espíritu hubiese otra cosa que tú,
la arrancaría y desgarraría con mis propias manos.
No quiero de ti otra cosa que amor;
fuera de él no te pido nada.
Si lo consigo, la Tierra entera y la Humanidad
serán para mí como motas de polvo y los habitantes del país, insectos.
Ibn Hazam de Córdoba ( 994-1063)
Traductor Emilio García Gómez
Te amo con un amor inalterable,
mientras tantos amores humanos no son más que espejismos.
Te consagro un amor puro y sin mácula:
en mis entrañas está visiblemente grabado y escrito tu cariño.
Si en mi espíritu hubiese otra cosa que tú,
la arrancaría y desgarraría con mis propias manos.
No quiero de ti otra cosa que amor;
fuera de él no te pido nada.
Si lo consigo, la Tierra entera y la Humanidad
serán para mí como motas de polvo y los habitantes del país, insectos.
Ibn Hazam de Córdoba ( 994-1063)
Traductor Emilio García Gómez
Confesión
Sé que soy irritable, celoso, imperativo,
infeliz, exigente, que razones no escucho;
que siempre estoy buscándote querellas sin motivo;
¡y crees que no te quiero..y es que te quiero mucho!
Te busco, te regaño, y hago tu vida triste...
Serías más dichosa, por todos consentida,
si para mí no fueras cuanto en el mundo existe,
y si este amor no fuera todo el bien de mi vida.
¡Si tú me amaras, y si yo te amara,
cuánto te amaría!
Paul Géraldy
Versión de Ismael Enrique Arciniegas
Seducimos valiéndonos de mentiras y pretendemos ser amados por nosotros mismos.
Paul Géraldy
Sé que soy irritable, celoso, imperativo,
infeliz, exigente, que razones no escucho;
que siempre estoy buscándote querellas sin motivo;
¡y crees que no te quiero..y es que te quiero mucho!
Te busco, te regaño, y hago tu vida triste...
Serías más dichosa, por todos consentida,
si para mí no fueras cuanto en el mundo existe,
y si este amor no fuera todo el bien de mi vida.
¡Si tú me amaras, y si yo te amara,
cuánto te amaría!
Paul Géraldy
Versión de Ismael Enrique Arciniegas
Seducimos valiéndonos de mentiras y pretendemos ser amados por nosotros mismos.
Paul Géraldy
Te quiero
"Es una locura amar, a menos que se ame locamente"
Jean Ythier
Cuando alguien pronuncia esas palabras
todo se paraliza.
Los asuntos más graves adelgazan, las noticias se duermen
en los ordenadores,
las solemnes estatuas
bajan del pedestal, juegan al mus
y pierden compostura.
Algo queda en suspenso,
quizás la vida o cualquier cosa de mayor importancia.
Cuando alguien las pronuncia,
todo comienza a ser igual.
Y da lo mismo
que la Luna se olvide de mirarnos, que la cena esté fría,
que Dios no esté en su sitio y esto acabe
como el rosario de la aurora.
Da igual, para entendernos, que la lluvia de abril
ponga muecas de octubre,
que tengan más de un ojo el huracán,
el cíclope,
la perdiz de los trajes o el pirata del cuento.
Da igual que tú después te calles
y que yo no conteste.
Enrique Gracia Trinidad.
De "Restos de almanaque" 1993
(Premio Blas de Otero, 1993)
http://enriquegraciatrinidad.blogspot.com.es/
"Es una locura amar, a menos que se ame locamente"
Jean Ythier
Cuando alguien pronuncia esas palabras
todo se paraliza.
Los asuntos más graves adelgazan, las noticias se duermen
en los ordenadores,
las solemnes estatuas
bajan del pedestal, juegan al mus
y pierden compostura.
Algo queda en suspenso,
quizás la vida o cualquier cosa de mayor importancia.
Cuando alguien las pronuncia,
todo comienza a ser igual.
Y da lo mismo
que la Luna se olvide de mirarnos, que la cena esté fría,
que Dios no esté en su sitio y esto acabe
como el rosario de la aurora.
Da igual, para entendernos, que la lluvia de abril
ponga muecas de octubre,
que tengan más de un ojo el huracán,
el cíclope,
la perdiz de los trajes o el pirata del cuento.
Da igual que tú después te calles
y que yo no conteste.
Enrique Gracia Trinidad.
De "Restos de almanaque" 1993
(Premio Blas de Otero, 1993)
http://enriquegraciatrinidad.blogspot.com.es/
“Es bueno probar personalmente todo lo que falta aprender”.
(IBD. Hesse. Op. Siddharta)
Patricia Van Lubeck, 1965
¿Qué significa “amar”? Durante años he pensado que significa conocer a la otra persona…, conocerla perfectamente, con todos sus secretos, conocer cada rincón de su cuerpo, cada reflejo; conocer a fondo su alma, cada una de sus emociones… quizá sea eso, quizás conocer sea lo mismo que amar. Pero eso sólo es una teoría. Después de todo, ¿qué quiere decir “conocer”? ¿Cuánto se puede conocer a un ser humano? ¿Hasta dónde se puede seguir a un alma desconocida? ¿Hasta sus sueños? ¿Y luego a donde? No se puede acompañar a nadie a su inconsciente. […] sigo sin saber lo que significa amar… ¿Acaso se puede saber? ¿Y de qué sirve saberlo? No tiene nada que ver con la razón. Seguramente el amor es algo más que el conocimiento. Conocer a alguien no es mucho, tiene unos límites… amar debe ser algo parecido a seguir el mismo ritmo, una casualidad tan maravillosa como si en el universo hubiese dos meteoros con la misma trayectoria, la misma órbita y la misma materia. Una casualidad tal que no se puede calcular ni prever. Tal vez ni exista siquiera. ¿He visto yo algo similar? Si, quizá…, muy pocas veces…, y ni siquiera estaba seguro del todo. La identidad en la vida y en el amor. Dos personas a las que les gustan las mismas comidas y la misma música, que caminan al mismo ritmo por la calle y se buscan al mismo ritmo en la cama: quizá sea eso el amor. ¡Qué cosa más rara debe ser! Como un milagro… yo imagino que los encuentros de ese tipo deben de ser místicos. La vida real no se basa en tales probabilidades. Creo que las personas que siguen el mismo ritmo, que segregan sus hormonas al mismo tiempo, que piensan lo mismo de las cosas y lo expresan con palabras idénticas… Bueno, creo que eso no existe. Una de las dos será más lenta y la otra más rápida, una es tímida, la otra osada, una ardiente, la otra tibia. Así es como hay que tomar la vida, los encuentros… Hay que aceptar la felicidad así, en su estado imperfecto.
Divorcio en Buda, fragmento.
Sándor Márai
(IBD. Hesse. Op. Siddharta)
Patricia Van Lubeck, 1965
¿Qué significa “amar”? Durante años he pensado que significa conocer a la otra persona…, conocerla perfectamente, con todos sus secretos, conocer cada rincón de su cuerpo, cada reflejo; conocer a fondo su alma, cada una de sus emociones… quizá sea eso, quizás conocer sea lo mismo que amar. Pero eso sólo es una teoría. Después de todo, ¿qué quiere decir “conocer”? ¿Cuánto se puede conocer a un ser humano? ¿Hasta dónde se puede seguir a un alma desconocida? ¿Hasta sus sueños? ¿Y luego a donde? No se puede acompañar a nadie a su inconsciente. […] sigo sin saber lo que significa amar… ¿Acaso se puede saber? ¿Y de qué sirve saberlo? No tiene nada que ver con la razón. Seguramente el amor es algo más que el conocimiento. Conocer a alguien no es mucho, tiene unos límites… amar debe ser algo parecido a seguir el mismo ritmo, una casualidad tan maravillosa como si en el universo hubiese dos meteoros con la misma trayectoria, la misma órbita y la misma materia. Una casualidad tal que no se puede calcular ni prever. Tal vez ni exista siquiera. ¿He visto yo algo similar? Si, quizá…, muy pocas veces…, y ni siquiera estaba seguro del todo. La identidad en la vida y en el amor. Dos personas a las que les gustan las mismas comidas y la misma música, que caminan al mismo ritmo por la calle y se buscan al mismo ritmo en la cama: quizá sea eso el amor. ¡Qué cosa más rara debe ser! Como un milagro… yo imagino que los encuentros de ese tipo deben de ser místicos. La vida real no se basa en tales probabilidades. Creo que las personas que siguen el mismo ritmo, que segregan sus hormonas al mismo tiempo, que piensan lo mismo de las cosas y lo expresan con palabras idénticas… Bueno, creo que eso no existe. Una de las dos será más lenta y la otra más rápida, una es tímida, la otra osada, una ardiente, la otra tibia. Así es como hay que tomar la vida, los encuentros… Hay que aceptar la felicidad así, en su estado imperfecto.
Divorcio en Buda, fragmento.
Sándor Márai
El pediría en caso de divorcio la mitad de todo dijo él.
Medio sofá, medio televisor, media casa de campo, medio kilo de mantequilla, medio hijo.
Tove Ditlevsen
After Divorce
Pavel Pangrac
"Anna no puede escapar de mí. Esta intranquila porque siente que algo le ocurre, que ya no es ella la que toma las decisiones, que ya no es ella la que elige, que está bajo la influencia de fuerzas desconocidas, que me tiene que aceptar. Es más: no basta con que me acepte; debe entregarse por completo, aunque no quiera; no tiene escapatoria, yo no me conformo con cualquier cosa. Mis condiciones rozan la crueldad. No me sirve una entrega a medias, una entrega fingida; llevo a cabo una conquista total, por que en la vida del individuo esas batallas son similares a las de las grandes guerras de la humanidad: no sólo quiero obtener mi presa, sino que exijo una entrega absoluta, lo quiero todo, quiero poseer todos sus recuerdos, hasta los que el tiempo a borrado; quiero conocer todos sus pensamientos, sus secretos, el contenido de sus primeros deseos...¿Te asustas? ¿es demasiado? ¿Es suficiente?...Sí, ella también se asustó."
(...)
"Tuve que abandonarla, tuve que dejarla a solas con su destino. Tarde o temprano nos vemos obligados a abandonar a todo el mundo a su suerte. No hay cosa más difícil en este mundo que ayudar a alguien. Ves únicamente que una persona que quieres o que es importante para ti se dirige a un precipicio, que actúa en contra de sus intereses, que se vuelve loca o triste, que se atormenta, que no puede más, que esta a punto de caerse..., y tú corres hacia ella, te gustaría ayudarla y de golpe te das cuenta de que no es posible. ¿Acaso eres débil? ¿No sirves para ello? ¿No eres lo bastante bueno, lo bastante sincero, lo bastante abnegado, apasionado y humilde? Claro, nunca somos lo bastante...Pero aunque fueras un profeta con poderes sobrenaturales y hablaras el idioma de los apóstoles, tampoco bastaría...No se puede ayudar a nadie porque el "interés" de los hombres no es lo mismo que lo que es bueno o es lógico. Quizá necesitemos el dolor. Quizá necesitemos aquello que, según todos los síntomas, es contrario a nuestros intereses."
Divorcio en Buda, fragmentos.
Sándor Márai
Medio sofá, medio televisor, media casa de campo, medio kilo de mantequilla, medio hijo.
Tove Ditlevsen
After Divorce
Pavel Pangrac
"Anna no puede escapar de mí. Esta intranquila porque siente que algo le ocurre, que ya no es ella la que toma las decisiones, que ya no es ella la que elige, que está bajo la influencia de fuerzas desconocidas, que me tiene que aceptar. Es más: no basta con que me acepte; debe entregarse por completo, aunque no quiera; no tiene escapatoria, yo no me conformo con cualquier cosa. Mis condiciones rozan la crueldad. No me sirve una entrega a medias, una entrega fingida; llevo a cabo una conquista total, por que en la vida del individuo esas batallas son similares a las de las grandes guerras de la humanidad: no sólo quiero obtener mi presa, sino que exijo una entrega absoluta, lo quiero todo, quiero poseer todos sus recuerdos, hasta los que el tiempo a borrado; quiero conocer todos sus pensamientos, sus secretos, el contenido de sus primeros deseos...¿Te asustas? ¿es demasiado? ¿Es suficiente?...Sí, ella también se asustó."
(...)
"Tuve que abandonarla, tuve que dejarla a solas con su destino. Tarde o temprano nos vemos obligados a abandonar a todo el mundo a su suerte. No hay cosa más difícil en este mundo que ayudar a alguien. Ves únicamente que una persona que quieres o que es importante para ti se dirige a un precipicio, que actúa en contra de sus intereses, que se vuelve loca o triste, que se atormenta, que no puede más, que esta a punto de caerse..., y tú corres hacia ella, te gustaría ayudarla y de golpe te das cuenta de que no es posible. ¿Acaso eres débil? ¿No sirves para ello? ¿No eres lo bastante bueno, lo bastante sincero, lo bastante abnegado, apasionado y humilde? Claro, nunca somos lo bastante...Pero aunque fueras un profeta con poderes sobrenaturales y hablaras el idioma de los apóstoles, tampoco bastaría...No se puede ayudar a nadie porque el "interés" de los hombres no es lo mismo que lo que es bueno o es lógico. Quizá necesitemos el dolor. Quizá necesitemos aquello que, según todos los síntomas, es contrario a nuestros intereses."
Divorcio en Buda, fragmentos.
Sándor Márai
Elogio de la lejanía
" En la fuente de tus ojos
viven las redes de los pescadores de la mar del extravío.
En la fuente de tus ojos
el mar cumple su promesa.
Aquí arrojo yo,
un corazón que se detuvo entre los hombres,
mi ropa y el esplendor de un juramento:
Más negro en lo negro, más desnudo voy.
Sólo infidente soy fiel.
Yo soy tú si yo soy yo.
En la fuente de tus ojos
desvarar suelo y sueño un rapto.
Una red prendió una red:
nos separamos enlazados.
En la fuente de tus ojos
un ahorcado estrangula la soga. "
Paul Celan
El Poder de la Palabra
epdlp.com
" En la fuente de tus ojos
viven las redes de los pescadores de la mar del extravío.
En la fuente de tus ojos
el mar cumple su promesa.
Aquí arrojo yo,
un corazón que se detuvo entre los hombres,
mi ropa y el esplendor de un juramento:
Más negro en lo negro, más desnudo voy.
Sólo infidente soy fiel.
Yo soy tú si yo soy yo.
En la fuente de tus ojos
desvarar suelo y sueño un rapto.
Una red prendió una red:
nos separamos enlazados.
En la fuente de tus ojos
un ahorcado estrangula la soga. "
Paul Celan
El Poder de la Palabra
epdlp.com
The Thinker in Transition
Ewelina Koszykowska
Poema que Ama y Duele
Mientras estuvimos juntos
fuimos un par de tijeras eficaces.
Después de separarnos volvimos
a ser dos cuchillos filosos
clavados en la carne del mundo,
cada uno en su lugar.
Yehuda Amijái
http://www.ewelinak.com/
Ewelina Koszykowska
Poema que Ama y Duele
Mientras estuvimos juntos
fuimos un par de tijeras eficaces.
Después de separarnos volvimos
a ser dos cuchillos filosos
clavados en la carne del mundo,
cada uno en su lugar.
Yehuda Amijái
http://www.ewelinak.com/
¡Hay que ver! ¡Cuántos amores espléndidos he soñado!
Arthur Rimbaud
Porque parece mentira la verdad nunca se sabe (Tusquets, 1999).
Daniel Sada
El amor es cobrizo: la poesía de Daniel Sada
Los que oyen hablar de Daniel Sada (Mexicali, 1953) piensan sólo en el prodigioso narrador mexicano reconocido internacionalmente, un autor que hizo de los desiertos del norte mexicano el hogar itinerante de los personajes y tramas de sus cuentos y novelas. Otros creen que Daniel es un escritor atento a los devaneos de la política nacional, a los ritmos del habla que marca un estilo inmediatamente reconocible. Quienes han atendido su narrativa han reconocido en ella una poesía interna que crea un encabalgamiento preciso y contundente. Pocos, sin embargo, saben que el más prestigioso escritor mexicalense se dio a conocer como poeta en los años setenta y que sólo posteriormente dio el salto a la prosa de ficción.
Hoy, con El amor es cobrizo (Ediciones sin nombre, 2005), Daniel Sada ha regresado a sus orígenes. Una generosa colección poética es la que hoy nos presenta, como una manera de advertirnos que él siempre ha sido un niño ensimismado que fragua sus propios conjuros y sapiencias, que descree de la “lírica servil por melindrosa” y se la pasa atisbando lo antiguo y lo novedoso, las cosas triviales y las ínfulas del mundo, cargando decepciones y agobios como un proscrito que carece de gloria, pero que tiene la virtud de no olvidar las minucias de la vida, los “magros paisajes” caseros:
Entonces, por favor, contempla nada más
lo que te da un instante
Ya vendrán los minutos a insuflar el hastío
Así que mira… y punto
Hay una mecedora… parece muy lejana
y lejana se mueve, o a lo mejor, también,
la mueve el que te dije,
el que estaba en la cama enmedio del oleaje
¿Ya observaste la mesa? Es tenue,
siempre tenue, y por lo mismo impura
Tiene un fondo muy blanco
y un trasfondo a voleo
henchido de hojas cándidas,
esas que morirán murmurando un secreto
¡Lugar común!: ¡y limpio! Vislumbre entelerido
donde tú, donde aquél o donde aquélla…
La ronda de lo umbrío sera tal como fue
Así que barre a fondo
porque vienen los vivos
a hablar sobre los muertos
Barre, barre hasta el fin,
Barre con toda el alma,
Porque tal vez un día
Brillará todo esto
La poesía de Sada es conversación apurada y “música vecinal”, pretexto para espejear el orbe con la avidez de hallar cobijo en las cosas cotidianas, en la barra de las cantinas o en las ceremonias públicas donde “pervive lo emocional” y el deseo se decanta en instantes impredecibles. En todo caso, para Daniel la poesía no es magia ni sueño ni descripción del mundo, sino risueña formalidad, registro intuitivo, queja y disimulo, confesión de parte y sortilegio que transforma el verso en un juguete sorpresivo, en un mecanismo que brinca de un tema a otro sin querer queriendo. Suma de perplejidades que viven encerradas en el garabato de su escritura:
Pálpitos
Palabras
Burbujas
Reclaques
Esas quintaesencias cual sorteo
de argucias: zotes quisicosas,
sus lados correosos; prendas
y vocablos, febles aguatintas,
lágrimas que buscan
honduras coloras,
En rigor: placer
Leer El amor es cobrizo es acompañar a Daniel Sada por el “ritual armónico”, tumultuoso, de las palabras que no aceptan la sumisión canónica sino que rompen con las buenas maneras de la poesía nacional. En estos poemas hay el deseo de sacudirse las pulgas vejestorias y asumir, a sabiendas, la “luz que juguetea”, el vestirse de Diablo para burlarse de la seriedad poética y la elegancia barroca. Una esgrima verbal que pide, con sonrisa socarrona de por medio, un exabrupto, un sacudimiento. Lo que sea pero algo que cambie nuestra perspectiva de lo que es el arte, de lo que es la literatura:
Todo se ladea
y si no ladéenlo.
Fuente: texto del 19 junio, 2007 en "Block de hojas amarillas".
Arthur Rimbaud
Porque parece mentira la verdad nunca se sabe (Tusquets, 1999).
Daniel Sada
El amor es cobrizo: la poesía de Daniel Sada
Los que oyen hablar de Daniel Sada (Mexicali, 1953) piensan sólo en el prodigioso narrador mexicano reconocido internacionalmente, un autor que hizo de los desiertos del norte mexicano el hogar itinerante de los personajes y tramas de sus cuentos y novelas. Otros creen que Daniel es un escritor atento a los devaneos de la política nacional, a los ritmos del habla que marca un estilo inmediatamente reconocible. Quienes han atendido su narrativa han reconocido en ella una poesía interna que crea un encabalgamiento preciso y contundente. Pocos, sin embargo, saben que el más prestigioso escritor mexicalense se dio a conocer como poeta en los años setenta y que sólo posteriormente dio el salto a la prosa de ficción.
Hoy, con El amor es cobrizo (Ediciones sin nombre, 2005), Daniel Sada ha regresado a sus orígenes. Una generosa colección poética es la que hoy nos presenta, como una manera de advertirnos que él siempre ha sido un niño ensimismado que fragua sus propios conjuros y sapiencias, que descree de la “lírica servil por melindrosa” y se la pasa atisbando lo antiguo y lo novedoso, las cosas triviales y las ínfulas del mundo, cargando decepciones y agobios como un proscrito que carece de gloria, pero que tiene la virtud de no olvidar las minucias de la vida, los “magros paisajes” caseros:
Entonces, por favor, contempla nada más
lo que te da un instante
Ya vendrán los minutos a insuflar el hastío
Así que mira… y punto
Hay una mecedora… parece muy lejana
y lejana se mueve, o a lo mejor, también,
la mueve el que te dije,
el que estaba en la cama enmedio del oleaje
¿Ya observaste la mesa? Es tenue,
siempre tenue, y por lo mismo impura
Tiene un fondo muy blanco
y un trasfondo a voleo
henchido de hojas cándidas,
esas que morirán murmurando un secreto
¡Lugar común!: ¡y limpio! Vislumbre entelerido
donde tú, donde aquél o donde aquélla…
La ronda de lo umbrío sera tal como fue
Así que barre a fondo
porque vienen los vivos
a hablar sobre los muertos
Barre, barre hasta el fin,
Barre con toda el alma,
Porque tal vez un día
Brillará todo esto
La poesía de Sada es conversación apurada y “música vecinal”, pretexto para espejear el orbe con la avidez de hallar cobijo en las cosas cotidianas, en la barra de las cantinas o en las ceremonias públicas donde “pervive lo emocional” y el deseo se decanta en instantes impredecibles. En todo caso, para Daniel la poesía no es magia ni sueño ni descripción del mundo, sino risueña formalidad, registro intuitivo, queja y disimulo, confesión de parte y sortilegio que transforma el verso en un juguete sorpresivo, en un mecanismo que brinca de un tema a otro sin querer queriendo. Suma de perplejidades que viven encerradas en el garabato de su escritura:
Pálpitos
Palabras
Burbujas
Reclaques
Esas quintaesencias cual sorteo
de argucias: zotes quisicosas,
sus lados correosos; prendas
y vocablos, febles aguatintas,
lágrimas que buscan
honduras coloras,
En rigor: placer
Leer El amor es cobrizo es acompañar a Daniel Sada por el “ritual armónico”, tumultuoso, de las palabras que no aceptan la sumisión canónica sino que rompen con las buenas maneras de la poesía nacional. En estos poemas hay el deseo de sacudirse las pulgas vejestorias y asumir, a sabiendas, la “luz que juguetea”, el vestirse de Diablo para burlarse de la seriedad poética y la elegancia barroca. Una esgrima verbal que pide, con sonrisa socarrona de por medio, un exabrupto, un sacudimiento. Lo que sea pero algo que cambie nuestra perspectiva de lo que es el arte, de lo que es la literatura:
Todo se ladea
y si no ladéenlo.
Fuente: texto del 19 junio, 2007 en "Block de hojas amarillas".
TRATADO DE LOS GESTOS
(fragmentos)
Los gestos son lo que sujeta el mundo.
Unos gestos ayudan, otros duelen, aquéllos dejan ácida la boca, éstos los ojos tristes, la memoria tensa.
Los hay que alegran y los hay terribles. A veces todo al mismo tiempo, como un beso tirado en el vacío, o un dedo que se agita reclamando, riñendo, dueño de aviso siempre, amenazante o protector.
Enrique Gracia Trinidad
Gesto a la hora del desayuno.
Old
(fragmentos)
Los gestos son lo que sujeta el mundo.
Unos gestos ayudan, otros duelen, aquéllos dejan ácida la boca, éstos los ojos tristes, la memoria tensa.
Los hay que alegran y los hay terribles. A veces todo al mismo tiempo, como un beso tirado en el vacío, o un dedo que se agita reclamando, riñendo, dueño de aviso siempre, amenazante o protector.
Enrique Gracia Trinidad
Gesto a la hora del desayuno.
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